Las enfermedades cardiovasculares son aquellas que afectan tanto al sistema circulatorio, como al corazón. Entre ellas se encuentran la enfermedad coronaria, la enfermedad valvular cardiaca, la hipertensión arterial, el accidente cerebrovascular (trombosis o derrame cerebral) o el infarto de miocardio.
En España, estas enfermedades constituyen la primera causa de muerte, originando casi el 40 por ciento de todas las defunciones.
Esta patología es una de las principales causas de invalidez grave y prolongada en los adultos.
La causa común a esta patología es la ateroesclerosis, una enfermedad inflamatoria que se caracteriza por la acumulación de lípidos, células inflamatorias y tejido fibroso en las arterias. Su etiología es multifactorial y compleja, interviniendo tanto factores ambientales como genéticos. Por ello, es importante realizar un hemograma completo para poder evaluar los posibles factores de riesgo.
Un hemograma es una de las pruebas de laboratorio más comunes. Tras la extracción de sangre, se evalúan los elementos celulares que están presentes en la sangre. Sus aplicaciones son muy amplias, ya que sirven para identificar patologías y trastornos tales como:
Anemia
Alteraciones en la forma y composición de los glóbulos
Procesos proliferativos anormales como la policitemia vera (glóbulos rojos), las leucemias (glóbulos blancos) o la trombocitemia primaria (plaquetas)
Infecciones
Disminución del número de plaquetas
Un hemograma básico mide los siguientes factores:
Número de glóbulos rojos
Número de glóbulos blancos
Hemoglobina
Hematocrito
Volumen corpuscular medio
Concentración de hemoglobina corpuscular media
Plaquetas
Fórmula leucocitaria (5 poblaciones)
También puede medir las enfermedades de riesgo vascular, en donde se extraerán resultados que miden las siguientes técnicas:
Colesterol total
HDL (colesterol fraccionado)
Triglicéridos
Electrocardiograma
Incluye revisión post consulta (en caso necesario)
El electrocardiograma es una prueba que registra la actividad eléctrica del corazón. Cada latido produce una actividad eléctrica y con un electrocardiógrafo se puede ver cómo es esa actividad y si hay alteraciones del ritmo cardiaco.
Un electrocardiograma analiza el ritmo, la regularidad de los latidos, el tamaño y la posición de las aurículas y ventrículos. Puede detectar problemas graves como un infarto, bloqueos o arritmias, o una serie de trastornos que pueden ser muy indicativos para el paciente.
La actividad eléctrica explora desde la superficie del cuerpo y se representa en un papel con trazos gráficos. Estos trazos simbolizan los estímulos eléctricos de las aurículas y los ventrículos.
Se trata de una prueba muy sencilla, apta para cualquier persona, sin dolor, ni riesgos, y tiene una duración estimada de 5 minutos.
Los resultados de un electrocardiograma pueden indicar resultados positivos pero también puede reflejar resultados anormales. Esta parte negativa puede deberse a:
Un deterioro del miocardio.
Una anomalía cardíaca congénita.
Un tamaño agrandado del corazón.
Una miocarditis.
Variaciones en la cantidad de potasio o calcio en la sangre.
Riego sanguíneo escaso.
Arritmia.